miércoles, 14 de noviembre de 2018

LÍMITES Y ALCANCES DE LOS DERECHOS DIGITALES


Uno de los límites de la digitalización, es el límite físico, la energía disponible para la utilización de todo el ecosistema digital (ver El cénit digital y la digitalización sostenible). El otro es el límite ético, los derechos digitales a la desconexión, al olvido, etc. (ver Por una ética digital).  Si la ética es el proceder por el camino del bien, lo opuesto de la ética es el mal y el daño. Y estos, se producen por el delito y por la enfermedad. Afectan a la esfera individual donde se fundamentan los derechos (ver Digitalizar y castigar: los derechos digitales).

La enfermedad de la digitalización es su abuso. Por ejemplo, el abuso de la utilización del móvil para conectarse a las redes sociales, suele ser una de las formas que afectan a los jóvenes de hoy en día, hasta el punto de sufrir una importante despersonalización y un desenfoque en sus tareas diarias más elementales. 
Desintoxicación digital se refiere a un período de tiempo durante el cual una persona se abstiene de utilizar dispositivos de conexión electrónicos, como smartphones y ordenadores, para reeducarse en hábitos, que conlleven un balance entre la vida analógica y la digital.
La delincuencia de la digitalización es el sobrepasar los límites legales definidos para las actividades en el universo digital. Las enormes dificultades desde 1995 para legislar sobre la problemática inducida por Internet y las tecnologías digitales, se han ido resolviendo con lentitud, pero existe un punto irreductible, insoluble, ya que una red descentralizada sólo se puede gobernar con un autogobierno, no con un gobierno centralizado. Los gobiernos actuales tienden a centralizar y convertir Internet en local y a suprimir la neutralidad de la red. La gran mayoría de delitos digitales son idénticos a los del mundo analógico, pero en  al ámbito del universo digital: contra la propiedad intelectual, el abuso digital (o bulling o abuso sexual por medio de dispositivos digitales), fraude, robo, destrucción de datos, contenidos (pornografía infantil), etc. Normalmente son delitos cuyo objetivo o medio son dispositivos digitales. Algo más complejo de catalogar es el hacking y sus derivadas. Wozniak, co-fundador de Apple, fue un hacker, pero en aquellos tiempos, se refería a ingenieros, muchas veces autodidactas, capaces de montar aparatos digitales y ordenadores, mediante el bricolaje de circuitos electrónicos. Incluso hacker se ha utilizado para denominar a programadores de código libre.
La definición racional de los límites negativos de la ética, los delitos y las enfermedades digitales, es el camino imprescindible para una digitalización sostenible. Un paso más allá de sus inicios salvajes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario