Cuando se habla de protección de datos personales se hace
referencia tanto a toda aquella información que identifica a la persona o que
la puede hacer identificable como a aquella que habla de ella misma. Es decir,
gestionar la privacidad no sólo significa gestionar los datos personales de
forma exclusiva sino que también debe abarcar aquella información que habla
sobre las preferencias, gustos, comentarios, ideas, etc. En este sentido, que
un menor comente a través de una red social determinada que odia a los
profesores de su colegio o que defiende la discriminación, se configura como
una mala gestión de la privacidad de éste. Todo ello influye de forma directa y
negativa en la creación de su identidad digital y reputación personal. Por
ello, se debe concienciar a los menores de la importancia que tiene «pensar antes
de publicar» en las posibles consecuencias que pueda tener en su futuro lo que
en el presente expone de sí mismo. De este modo, saber gestionar la privacidad
en el sentido amplio del que se está hablando resulta fundamental para
construir una adecuada identidad digital y reputación que sea de provecho para
el futuro del menor.
Las publicaciones digitales han
reemplazado los métodos tradicionales en algunas áreas, dado a sus ventajas en
cuanto a costos, conveniencia y opciones de presentación. Los negocios usan
publicaciones digitales para llegar a potenciales consumidores y los
consumidores los usan para comunicarse con sus amigos, familiares o grupos de
interés. Las publicaciones digitales no van a reemplazar por completo a las
publicaciones tradicionales, pero se han establecido a los ojos del público
como un medio de comunicación eficiente y de bajo costo.
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